Amaxofobia o miedo a conducir

El miedo es una emoción que nos permite poner en acción mecanismos de autodefensa para poder responder ante situaciones de riesgo. Por lo tanto, el miedo lleva a tratar de evitar la situación que lo provoca y, posteriormente, a una sensación de alivio al alejarse de dicha situación. Si no se tuviese miedo se podrían producir comportamientos temerarios

En el miedo se pueden distinguir tres partes:

  • Pensamiento: percepción del riesgo.
  • Sentimiento: síntomas físicos y psíquicos.
  • Comportamiento: alejarse del factor que provoca el miedo.

Cuando se habla de miedo, habitualmente se hace referencia a una emoción, un sentimiento, como podría ser la alegría o la tristeza. En el campo de la seguridad vial se encuentran otro tipo de ‘miedos’, como los manifestados bajo el trastorno de amaxofobia. 

La amaxofobia es un miedo o fobia relacionado con la conducción asociado a un trastorno psicológico más que a una emoción.

Los casos más frecuentes de esta fobia se dan en personas que han sufrido o presenciado un siniestro de tráfico. La amaxofobia también puede aparecer en personas que han recibido una formación deficiente en la autoescuela y que después han conducido poco o nada. Estas circunstancias provocan una falta de confianza en uno mismo para afrontar la conducción con un mínimo de seguridad, lo que se refleja en ataques de pánico, ansiedad, aumento de la frecuencia cardiaca, exceso de sudoración, etc. En algunos casos, este miedo aparece en situaciones muy concretas de la conducción como pueden ser en autopistas o en túneles, e incluso cuando surge el miedo a conducir por la noche o sin compañía.

Las personas que padecen amaxofobia se sienten incomprendidas porque les resulta muy difícil explicar esa sensación de miedo ante el volante y, por esta razón, buscan excusas para no conducir.

El miedo a conducir se supera con ayuda profesional que permita al individuo enfrentar de forma gradual las situaciones del tráfico que le producen temor. Para ello, lo primero que debe hacerse es localizar el foco de la fobia para poder tratarla desde 3 diferentes niveles:

Trabajar los pensamientos anticipatorios: esto permitirá alejar los pensamientos negativos que produce el miedo y sustituirlos por otros positivos.

Aprender técnicas que permiten controlar las reacciones fisiológicas para evitar la sudoración, el aumento de la frecuencia cardiaca y la tensión que produce el verse al volante. Con ejercicios de autocontrol, el nerviosismo y la ansiedad tienden a desaparecer aumentando la autoestima y la seguridad en uno mismo.

La fobia acabará desapareciendo. Es posible que después de recuperarse de la amaxofobia se produzca alguna recaída ya que las sensaciones varían de un día para otro y lo que ayer pudo realizarse con solvencia, hoy puede parecer imposible de hacer. En los peores momentos también es posible avanzar en el propósito de superar la amaxofobia teniendo en cuenta que lo más importante es cómo se afrontan las sensaciones que percibimos.

La mayoría de las personas con amaxofobia piensan que sus recaídas se producen después de ataques de pánico. No se debe desistir y hay que seguir intentando conducir sin miedo, ya que realmente existen posibilidades de recuperación total, siendo muchos los casos de éxito.