2. Seguridad preventiva

La actitud del conductor al volante es clave ante la exposición de riesgos, pues su comportamiento, dentro de lo que se denomina factor humano, puede contribuir a la aparición de errores y de conducta inadaptadas a las circunstancias de cada momento. El ser humano es falible, y esta falibilidad se da en numerosos procesos, no es atribuible a mala voluntad de la persona y es parte de nuestra complejidad como seres vivos. Se ha estudiado exhaustivamente y forma parte de un área de conocimientos (error humano) que trata de conocer y evitar esos comportamientos.

La aplicación de técnicas de conducción preventiva, como se verá más adelante, permite mejorar la conducción y centrarse en un cambio de actitud dirigido a contar con el control del vehículo en todo momento, percibir y gestionar mejor los riesgos y cultivar el concepto de evitabilidad.

El propio diseño del vehículo ha evolucionado para que sea menos lesiva su estructura y para que el vehículo no se convierta en una fuente de daños.

En una primera etapa de seguridad, la actitud preventiva del conductor y de sus acompañantes van a ser esenciales para evitar que tengan que actuar otros sistemas diferentes al conductor – vehículo.